HOY TOCA...LEER
CUENTO SOBRE LA AMISTAD PARA REFLEXIONAR
El saco de la amistad
El saco de la amistad es un cuento breve sobre la amistad. Encontrar buenos amigos es muy difícil.Os voy a contar el secreto de su saco de la amistad y cómo valorar el amor de aquellos que nos rodean.
Daniel entró en casa de los abuelos con un enfado tremendo – ¡ya no quiero ser amigo de Marta!– dijo mientras se apoyaba en su balón de baloncesto favorito.
– ¿Qué ha pasado?-preguntó el abuelo Paco.
Daniel describió con todo lujo de detalles una discusión que había tenido con su amiga acerca del balón sobre el que se sentaba…
– ¿Entonces, ya no quieres volver a verla nunca?- insistió con firmeza el abuelo.
– Bueno, no me importaría jugar con ella…
– Es que la mamá de Marta ha llamado para ver si querías pasarte esta tarde por su casa a ver una peli, pero como estáis tan enfadados no he sabido que decirle.
– ¡ Dile que sí, dile que sí!, y me llevo el juego de Lego para que montemos una nave espacial y luego vemos una película….
– Vale, vale, pues llamo a su madre y le digo que sí.
– Abuelo, a veces siento que no tengo amigos. Marta muchas veces no me hace caso y sólo quiere jugar a lo que a ella le apetece .
– Verás, Daniel, te voy a contar un secreto que sólo los abuelos conocemos. Es un secreto sobre la amistad.
A lo largo de mi vida me he encontrado con grandes personas, que se han convertido en mis amigos. Algunos se han quedado a mi lado durante muchos años, pero otros estuvieron poco tiempo junto a mí y, aún así dejaron su pequeña aportación al saco de la amistad.
– ¿El saco de la amistad? – preguntó Daniel.
– Yo lo llamo el saco mágico de la amistad. Es mágico porque sólo tú lo puedes ver. Además, nadie puede decidir nada sobre tu saco, porque es personal e intransferible, es decir, tú decides quién entra y quién sale de tu saco de la amistad.
Verás, Daniel, cuando yo tenía 8 años, los mismos que tú tienes ahora, me pasaba el día buscando ese gran amigo que fuese siempre fiel, estuviese siempre de mi lado y fuésemos, como en las películas, inseparables. Pero por más que buscaba, no encontraba a esa persona especial que yo tenía en mente.
Mi abuelo, tu bisabuelo, siempre me decía que yo era muy afortunado, pues tenía muchos amigos que me apreciaban y siempre estaban dispuestos a jugar conmigo. Me encantaba ir a casa de mis abuelos….
– A mí también me gusta venir a tu casa, abuelito.
– La abuela preparaba mi comida favorita y el abuelo me escuchaba y se reía con todas las historias que traía del colegio y, aunque en muchas ocasiones fueran invenciones mías, él siempre estaba atento a todo lo que yo contaba. ¡Él me entendía de verdad!
– Anda, pues lo mismo que yo…, dijo Daniel.
– Además a mi abuelo y a mí nos gustaban las mismas cosas. Cuando salíamos a caminar al monte, yo imaginaba que era un gran escalador y que íbamos por el Monte Everest, y el abuelo siempre me seguía en las muchas fantasías que me pasaban por la mente.
Así fueron transcurriendo mis años de colegio y de niñez. Yo fui muy afortunado, porque tuve muy buenos amigos tanto en el colegio, como en la universidad, pero todo aquello pasó y mi vida, al igual que la de mis compañeros, cambió.
Algunos nos casamos y nos quedamos a vivir en la ciudad, otros decidieron viajar y se fueron a vivir lejos de aquí… y nunca más tuve noticias de ellos.
Conocí nuevos amigos y forjé nuevas amistades con las que disfrutar. Sólo mantengo una amistad de mi niñez, Pedro, a quien conocí a los 5 años y nunca dejó de ser mi amigo, a pesar de las discusiones.
¿Sabes una cosa? Si hoy tuviese que hacer una lista de mis mejores amigos tú estarías entre ellos, Daniel.
– ¿De verdad? Pero yo soy pequeño, ¿no? – preguntó Daniel extrañado.
– ¡Qué va! Y… ¿sabes quienes más estarían en esa lista?, pues mis abuelos, mis padres, mi amigo Pedro, mi perro Curro, la abuela, mis nuevos amigos con los que juego a la petanca…seguro que me olvido de alguno importante, pero nunca me olvidaré de los imprescindibles y entre ellos siempre estará mi abuelo. Él cumplía todos los requisitos para ser un gran amigo: me sabía escuchar, se reía conmigo, me daba consejos aunque no me gustasen, y era capaz de soñar mis sueños…
– Pero los abuelos son muy mayores para ser amigos, ¿no?
– Dime Daniel, ¿qué amigo tienes que cumpla todo lo que yo te acabo de decir?
– Pues…Marta, mamá, papá, mi hermano Carlos, mi prima Andrea y tú.
– ¿Te das cuenta de lo distintos que somos todos los que formamos tu lista de la amistad?
– Sí, tienes razón abuelo.
– En mi saco mágico de la amistad no hay una lista de amigos muy grande, pero sí que están aquellas personas en las que puedo confiar de verdad.
– En el colegio puedes jugar con todos los niños y niñas que te apetezca y de ti dependerá que pasen a formar parte de tu lista de amigos. No dejes de jugar y de disfrutar con todos los compañeros y niños del barrio, porque es la mejor manera de encontrar nuevos nombres para tu saco mágico de la amistad.
– Abuelo, ¿sabes una cosa?
– Dime Daniel.
– Pues que ya estás dentro de mi saco mágico de la amistad.
FIN
Autora: Beatriz de las Heras García
PREGUNTAS SOBRE EL CUENTO SOBRE LA AMISTAD PARA REFLEXIONAR.
- ¿Por qué estaba enfadado Daniel?
- ¿Qué es el saco mágico de la amistad?
- ¿Alguna vez te has sentido como Daniel?
- Enumera aquellas personas importantes que podrían pertenecer a tú lista de amigos.
- ¿Qué requisitos cumplían los amigos del abuelo de Daniel?
- ¿Qué cosas te gustan de tus amigos?
- ¿Hay algo que no te gusta que hagan? ¿Qué cosas te hacen sentir mal?
- Explica cómo te sientes cuando tus amigos se portan bien.
- Explica cómo te sientes cuando tus amigos o compañeros de clase no tienen en cuenta tus sentimientos u opiniones.
Sacado de la web cuentos y recetas.com
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